Así puedo catalogar a mi vida, tengo una vida de mierda.
No puedo andar más jodido.
Mi esposa me odia, es poco decir que me odia, me detesta, no me puede sentir, ni oler, mucho menos coger conmigo desde hace muchos meses.
Continuando con mis miserias, encima soy un perfecto subempleado. Doy unas míseras clases en el PAB 2008 de la UAGRM y agarro un auto que es de la pendeja de mi mujer y lo trabajo de vez en cuando como taxi, ya que el auto e mierda está con problemas mecánicos y para colmo es a gasolina.
Enciendo el televisor y no encuentro nada que aminore mi sentimiento de frustración, leo un libro y tampoco hay algo allí para mí. Sobre que ni corteja tengo para distraerme en mis momentos de penuria.
A todos les va bien menos a mi. Todo mundo progresa y yo sigo cagao y con el agua lejos.
Mi madre a veces me dice que estoy embrujado o algo similar. No le creo, pero por ratos pareciese que es verdad.
Envío currículum a cuantos avisos de mierda aparecen en El Deber. He colocado avisos y no me da resultados (periódico gran puta mentiroso). Inclusive cometí la desesperación de escribirle una vez a nuestro presidente Juan Evo Morales Ayma, ya que el tipo ese tiene en www.presidencia.gov.bo un link para poder escribirle; y lo hice pidiéndole trabajo honesto porque estaba desempleado y saben qué me contestó: ¡NADA! No tuvo la gentileza de escribirme una puta palabra, claro, es muy probable que no conozca ni un teclado de computadora. No tuvo la gentileza que manifestó conmigo el ex presidente Carlos Mesa, a quien le escribí dos veces y esas dos veces obtuve respuesta desde su email personal. Fui su hincha buen tiempo.
Son las 20:30 de la noche y no he cenado. No tengo hambre. Creo que haré huelga de hambre hasta que empiece el programa de Carlos Valverde, Sin Letra Chica, en solidaridad con los flojonazos del sector salud de Santa Cruz.
sábado, 7 de junio de 2008
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